Hoy he decido empezar la casa por el tejado, para que, mientras me aguanten los huesos, mi pobre corazón oxidado pueda enredarse entre las nubes de tu pelo y así sentir que no estamos muertos.
Aquí, sentado cerca de las vías, sabiendo que catorce vidas son dos gatos, que antes de que cuente diez me equivocaría otra vez porque, tarde o temprano, aunque me vea entre la espada y la pared, sé que estaremos mirando al cielo a mil kilómetros de aquí.
Si miro a las nubes, es cuando los garabatos me enseñan que ni negro ni blanco, que para toda la vida es un buen castigo y que lo más lejos, a tu lado.
Aquí, abrazado a la tristeza, que viene y va como un soldadito marinero que tiene rojitas las orejas de tanto beber hasta perder el control.
No es placer. Es necesidad.
Aquí, donde todo empieza y yo, que acabo de llegar y no tengo nada que decir.
Que necesario es el rock and roll….