Seguimos encerrados, sin dejar de mirar como la puerta se tambalea, intentando no cejar en el empeño de protegernos. Mi hijo se agarra fuerte a mi mano. Mi hija sabe que está pasando algo. La pobre, todavía es muy pequeña y no entiende absolutamente nada.
Me mira.
La agarro como puedo.
El mayor está temblando de miedo. Dudo mucho que la policía vaya a llegar a tiempo. Me va a tocar ser valiente, aunque estoy aterrada.
Miro por la ventana intentando buscar una solución que sé que no existe. Abrazo a mis hijos con más fuerza. El mayor está llorando. La pequeña se queda impresionada al ver a su hermano.
Me levanto como puedo y agarro un jarrón para intentar aferrarme a la vida. Tengo pánico y ganas de vivir a partes iguales. El tiempo sigue pasando despacio.
Espero que la puerta aguante.