Dejadme que lo disfrute un rato aunque no valga para nada. Porque en la vida tenemos que aprender de las cosas pequeñas. Esas que siempre decimos que tanto valen, y que sin embargo las dejamos escapar sin guardar su esencia. Esos pequeños gestos que engrandecen a las personas.
Disfrutar un rato de la paz. Del silencio.
Es muy difícil poder disfrutar de eso rodeado de más de cien personas, y aun así, lo estoy consiguiendo así que vamos a disfrutarlo mientras podamos. Un resquicio en mi cabeza en el que puedo sentir que no siento y pensar que no pienso.
Son solo unos segundos, pero en esos segundos el mundo y yo somos una armonía perfectamente concordante. Un baile en pareja. Un latido.
Pero los segundos se van. Y la paz. Y el silencio. Y encima de mi mesa veo que me ha caído uno de los temas que no me había estudiado.
Paz, silencio…. Que bien más preciado…. Y cuanto escasea amigo
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