A él no le queda nada más por ofrecer y eso es algo que tengo que saber agradecer.
Siempre expectante y dispuesto, algo que no casa muy bien con la presencia de mi cuerpo, pero no de mi alma.
Él siempre está a mi lado preocupado por mis preocupaciones. Yo mientras tanto disimulo que también me afecta, cuando en realidad mi cabeza hace mucho tiempo que no está unida a mi corazón.
Él siempre agarrándose a mi cariño. Yo buscando independizarme de su afecto. Él aferrándose al pasado. Yo descubriendo otro futuro.
Él sigue queriendo apostar mientras que a mí nunca me ha gustado dejar las cosas al azar.
Lo ha intentado todo, y hubo momentos en que hasta lo consiguió, pero mi existir se alimenta a base de impulsos,y mis impulsos ya no me acercan a él.
Unos lo llamarán política, otros amor.
Tengo que mentir a alguien, y creo que es momento de dejar de engañarme.