En el péndulo de un reloj dejé todas mis ideas colgando.
Para que fuesen y, para que al llegar, supiesen volver.
Para que se oreen, algo necesario hasta para el mejor de los vinos.
Para que aprendiesen la importancia de andar el camino.
Para que se les quitase de la cabeza la idea de que todo tiene que ser aquí y ahora.
Para que aprendan a dejarse trabajar hasta sacar lo mejor de ellas, y nunca conformarse con menos.
Para que su ausencia se note. Para que su regreso se celebre.
Para que las musas tengan compañía.
Para poder empezar de cero y volver a florecer.
Para que se alimenten de nuevas ideas.
Para morir si no suman, para sumar si no restan.
Para tantas cosas que, de tanto imaginar, al final se me olvidaron allí colgadas.
Qué bonito, Víctor. Cada día te superas. Muy bien.
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