Cualquier tiempo pasado fue anterior en el espacio, presente en el corazón y futuro en el recuerdo. No puedo evitar que los años me hagan recordarte cada vez menos. Cada vez me tengo que esforzar más para volver a los malos momentos. Aquellos que aunque fueron muy duros, no quiero que se me olviden. Aquellos momentos también fueron a tu lado.
Los buenos siguen tatuados al otro lado de mi piel para que no puedan escaparse. Los paseos por el parque, las partidas de ajedrez. Las horas que pasamos en el agua. Los columpios, la bicicleta. Las mates, la educación. Tú enseñándome con paciencia y yo queriendo aprender cualquier cosa. Tanto por lo que estar agradecido.
Hoy me apetecía mirarme el ombligo y, sentado en tu habitación, he decidido recordarte.
Supongo que tenía ganas de sonreír un rato.
Mientras recordemos, seguirán vivos, y así evitaremos el título del libro de Faciolince «El olvido que seremos».
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Precioso Víctor. Cuanto de cierto hay en tus palabras. Me 3ncanta leerte. Siempre tan acertado. Gracias
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Muchas gracias!!
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