Solo hay que empezar el camino equivocado una vez. Nada más. Salirte una vez de la carril que te marca la ruta. Una vez. Como mil piezas de cerámica en el suelo que formaban un precioso jarrón. Como la confianza traicionada de un ser querido que, una vez perdida, queda en el limbo, esperando para siempre otra oportunidad. Por eso es tan importante tener claro el camino aunque a veces tardemos más de la cuenta en saber cuál es.
Los hay que nacieron con su camino marcado, sin importar lo que realmente quisieran. Caminos torcidos desde el comienzo que suelen ser malos caminos. Los hay que tuvieron que elegir su camino cuando todavía tenían dudas. Algunos acertaron, otros fueron desencaminados demasiado tiempo. Los hay que se quedaron en el camino. Tantas opciones, tantas oportunidades, tantos caminos que se abren delante de ti.
Elige el tuyo, disfrútalo y si no te gusta, mañana empieza uno nuevo.
Muy «Machadiano».
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Me gusta mucho!
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