Algún día aprenderemos, pero ese día no será hoy. Roto por dentro y por fuera.
Roto por dentro por la incapacidad de gestionar la frustración. Por tener que reconocer que el error era demasiado evidente para todos, menos para mí. Por el nervio que recorre mi sangre. Por la falta de cálculo. Por tener que rendirme en mitad de la batalla y asumir que no estaba en lo cierto.
Roto por fuera por el golpe. Por la sangre que sigue goteando y que tiñe mi piel de derrota. Por el pie que me jugó una mala pasada. Por el brazo que, instintivamente se ofreció como voluntario para frenar la caída.
Roto por creer que podía y ver que la realidad es bien distinta.
Hoy no será el día que aprenda, pero a buen seguro que será un pasito más para llegar a la meta. Veo la bicicleta en el suelo y, haciendo un repaso a todo mi cuerpo, soy capaz de entender que tengo que seguir intentándolo.
Caer y levantarse, caer y levantarse, caer y levantarse… Así es la vida.
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