Tengo que seguir intentándolo como si la vida me fuese en ello. No me puedo permitir dejar pasar esta oportunidad.
Su corazón, sus ojos.
El alma más pura que jamás he conocido. No creo que tenga muchas opciones, pero no pienso dejar esa pregunta sin respuesta.
Su sonrisa, su bondad.
Tantas las cosas que me gustan, que muchas veces me duele solo de pensarlo. Ella se merece todo y más. Yo sé que puedo llegar a ofrecérselo.
Su cuerpo, su inteligencia.
No sé si será consciente, pero no me duele reconocer que estoy enamorado hasta las trancas. También es verdad que eso, eso es algo que no pienso decir en voz alta. Al menos no de momento.
Esos labios, esa generosidad.
Podría vivir sin ella perfectamente, eso es seguro. Mi felicidad depende de mí y de nadie más.
Pero tampoco soy tonto. Si tengo que elegir, la elijo a ella.
A pesar de que todavía no sepa que, algún día, será mi mujer.