Atentamente

Atentamente, mientras que con una mano señalaba la pelota, la otra me apuntaba directamente a mí, acompañados por una mirada que hablaba por sí sola. Yo no sabía qué hacer. Esos ojos me solicitaban como compañero de juego. Una vez más, como tantas. Uno le daba una patada a la pelota, el otro intentaba pararla antes de que entrase en la portería. Lo habíamos hecho mil veces. Sin embargo, mi nieto no conseguía entender por qué no me tiraba al suelo y me revolcaba con él como siempre hacía. Esa mirada, a mitad de camino entre pedir algo sin hablar y no entender nada de lo que estaba pasando. Esa mirada tan especial fue lo último que vieron mis ojos. Al menos lo último que quisieron ver.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: