Encima de la mesa se encontraba un vaso de agua medio vacío. Esta vez no había otra forma de verlo. La llave también estaba allí. Los restos del carmín que aparecían en el borde del vaso se asemejaba al color que acompañaba los trazos de una firma temblorosa en la parte baja de un folio partido por la mitad. El escrito no tenía muchas palabras, pero eran suficientes. La otra parte que completaba la hoja había sido arrancada de forma violenta y con ella, el secreto se quedó sin dueño.
Encima de la mesa

Muy bien. Misterioso e inquietante.
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