El secreto se quedó sin dueño en el mismo momento en el que Miguel vio la oportunidad de ganarse unos cuantos amigos. No importaba el precio que había que pagar por ello. Tampoco importaba que Susana fuese la que iba a sufrir las consecuencias. Llegados a ese punto, ni tan siquiera era necesario que toda la información fuese cierta. Cualquier cosa le valía a Miguel. Cualquier cosa con tal de que él pudiese ganarse unos cuantos amigos.
El secreto se quedó sin dueño
