Su madre es bajita, como debe ser una madre. El pelo hace tiempo que lo lleva corto para no tener que perder el tiempo delante del espejo y poder dedicarlo a lo que realmente importa. Niña feliz. Decidió volar por delante de su generación para ir abriendo nuevos horizontes. Disfrutó lo que pudo el paso de unos años dedicados a madrugar para los demás. Siempre dándole vueltas a todo, controlando las cosas por encima de sus posibilidades. Hoy lo ve todo con los ojos de la experiencia. Unos ojos que disfrutan y sufren a partes iguales. Así es ella. Así es la madre de ese hombre con el que tengo el orgullo de compartir sangre.
Su madre
