Más miedo es imposible. Que por poder no es, pero que ganas no me quedan. Y qué narices, que vamos teniendo una edad. Al principio fue la ausencia de luz, hasta que entendí que por la noche todos los gatos son pardos. Después fueron los ruidos estridentes, pero al final la música amansa a las fieras. Después el miedo a los elefantes con sus trompas. Miedo a las cebras, miedo a los monos. Y pensar que durante tantos años creía que le tenía miedo a los animales…
Más miedo
