La vida más larga jamás contada, comenzó de la nada, con la aparición de un hombre en mitad de un camino. Con tanto por construir y a la vez tanto por destruir, lo ideal era sin duda que se tratase de un fontanero. Una vida, pero larga. Llena de más vida. Tenía que haber flores por si había que disparar por el camino. Las estrellas que alumbran un camino sin obstáculos no podían faltar. Un lugar donde hacerse grande a base de setas. La vida más larga jamás contada fue la de Mario, capaz de utilizarla para, de un tirón, pasarse el juego.
La vida
