El juego quiso que el azar fuese el responsable de que por primera vez, esos labios pudiesen erizar mi piel. Un segundo en el que todo se convirtió en silencio, a pesar de las risas que nos acompañaban. Un segundo de este mundo. Una eternidad envasada en un instante. Todo fue por un juego. Todo fue por el azar. Nada tuvo que ver que me pasase horas aprendiendo a girar la botella.
El juego
